sábado, 10 de octubre de 2020

El cinto


Hace mas de dos décadas mi mamá, una tía y yo teníamos la costumbre de ir cada año y a mitad del mismo a Morelia ya que teníamos familiares allá, principalmente una tía, y unos primos políticos. Para llegar allá teníamos que tomar dos autobuses, uno que llegaba a León, Guanajuato y otro, el Primera Plus, que salía de ahí y nos llevaba a Morelia, nuestro destino. Fueron varios años los que fuimos pero no recuerdo si entre 5 o 6. Casi siempre cuando regresábamos de Morelia a León había un lapso como de 1 o 2 horas, es algo que tampoco recuerdo bien pero es el caso que en ese espacio aprovechábamos para ir a comprar algunos artículos de piel como unas chanclas, un cinto, una cartera, algún recuerdo y volvíamos a buena hora para tomar el camión que nos regresaba a nuestro origen...

Hace poco tiempo me di cuenta que un cinto que tengo ya empezó a mostrar signos de desgaste, no tanto pero si ligeramente visible. Mi mamá busco entre algunas cosas que tenía arrumbadas y sacó un cinto que compró en una de esas idas a León, para sorpresa mía me lo dio y me dijo que era de piel y que traía hasta un cierre interno a lo largo del cinto esto con motivo de guardar monedas o billetes y pasar desapercibido en caso de algún asalto o por mera precaución. El cinto estaba completamente nuevo y aun olía a piel, lo mejor es que me quedo exacto ni tan largo ni tan corto así que empece a usarlo mas o menos a diario.

Según pasaban los días me fui percatando que el cinto empezó a agrietarse, a endurecerse y pensando que había estado mucho tiempo guardado pues le hacía falta un poco de crema para calzado de piel así que con una paño y una crema que tengo le eche a todo el cinto y empece a frotarlo para que se absorbiera bien y evitar que terminara por agrietarse el cinto pero todo fue en vano, al principio creí que había funcionado porque recobró color y se notaba un poco mas flexible pero de nada sirvió ya que pasaron más días y el deterioro fue a tal grado que el cinto terminó por agrietarse, descarapelarse y la parte interna que era de color café empezó a oscurecerse y a romperse llegando a fecha reciente en que ya solo me lo pongo cuando uso playeras sin fajar ya que es demasiado visible que el cinto ya es "viejo" y efectivamente así es pero solo de tiempo y no de uso.

El punto al que quiero llegar es que lo mismo pasa con todas las cosas que llegamos a guardar pensando que "es muy bonita para que se desgaste", "ya habrá ocasión para usarlo", "ya llegara el momento de ponérmela", etc. sin saber si esa momento llegará, si habrá oportunidad o si estaremos vivos para lucirla. Guardamos objetos porque queremos que duren para siempre, a veces los guardamos tan bien que olvidamos que los teníamos y dónde están. Pensamos en que siempre habrá un momento adecuado dónde lucir tal cosa y resulta que permanece en un rincón, en una vitrina, en un clóset, en cualquier lado, haciéndose vieja, acumulando polvo, ocupando espacio. Una simple cosa que no es algo trascendente para nuestras vidas pero que pensamos que guardándola siempre estará ahí, a veces no, a veces si pero cuando nos acordamos que la tenemos y la usamos, resulta que ya no es lo mismo, posiblemente unas cosas si, otras no, como el cinto, resultó exactamente lo mismo guardado que usarlo solo que de gastarse por el uso habría dejado una satisfacción por haberlo disfrutado y no terminar decepcionado de no haber disfrutado ese cinto por haberse echado a perder muy pronto por mantenerlo guardado tanto tiempo. A lo mejor haberlo usado al instante habría durado 1 año y no las pocas semanas que me duró.

Esto lo comparo con un par de tenis que usé en secundaria y compré "muy baratos", los disfrute hasta que se acabaron de viejos y hoy está entre mis planes conseguir otros que use en aquella época. Hay cosas que simplemente que nos gustan porque de alguna forma las consideramos bonitas, detalladas o únicas pero que al igual que el cinto, fueron hechas para usarse, para disfrutarse y hasta para presumirlas pero no para guardarlas pues llegará un momento en que queramos lucirlas y nos vamos a topar con que esa cosa perdió su chispa para toparnos con algo descolorido y sin chiste, y lo que antes guardábamos porque representaba algo para nosotros ahora tenemos que deshacernos de ella. Hay que disfrutar las cosas en su momento, en el mejor de los casos esa cosa terminará desapareciendo pero en el peor puede ser que no nos toque disfrutarla a nosotros. Hay cosas que parecen mantenerse intactas y que por estar guardadas, alejadas de todo, se van a mantener igual solo que corres el riesgo de que te suceda como a mi, con el cinto.

No hay comentarios: