martes, 6 de septiembre de 2022

Perdiendo el control.


Había un sujeto que por cuestión de trabajo y profesión tenía que llevar una agenda bien organizada, donde debía anotar con detalle la tarea a realizar y la hora, como lo hacen muchas personas, nada fuera de lo normal. El detalle es que esa persona era sumamente ansiosa ante cualquier cosa que tuviese que hacerse e implicara "sentarse y esperar" a que ese momento llegara, por ejemplo, tener que hacer un escrito para presentarse dentro de dos semanas, lo hacía de inmediato, o bien, si debía esperar una respuesta dentro de una semana, llamaba antes, o bien, si algo debía hacerse a su auto que no implicara nada grave ni urgente como reemplazar un limpiador del parabrisas, cubrir un rayón, iba enseguida a buscar la solución, en fin, era una persona que "comía" ansias pues todo lo que implicara hacerse y por lo que habría que esperar, ¡debía hacerse ya!, ¡al instante! o que llegará ese momento, y así se desempeñaba en su trabajo o en su vida personal, siempre queriendo que las cosas sucedieran en un abrir y cerrar de ojos, y se mortificaba por eso, aunado al deseo de querer vivir en su oficina, le encantaba, deseaba que después del viernes fuera