martes, 30 de enero de 2018

La peste se ha ido

Había pensado escribir esta entrada hace algunos días, el 26 de enero especificamente, a un mes de lo sucedido pero no estaba seguro de ponerle este titulo. Sabía de antemano que algún día tenía que suceder pero uno no puede estar viviendo pensando en ello, sería demasiado mortificante hacerlo, estarse angustiando por ello y dejar de vivir buenos momentos pero cada persona es un mundo y decide como ir viviendo su propia vida.

Hace poco más de 15 años llego Brandy a la casa, llegó teniendo unos cuantos meses de nacido, se lo regalaron a mi mamá y yo por aquellos años creo que aún no empezaba la carrera de Derecho. Era un cachorrito de raza poddle y me acuerdo que lo acostaba en la cama junto a mi y dormía muy agusto pero llegó un momento en que creció y ya no le gustaba tanto dormir conmigo y agarró un rincon en el cuarto de mi mamá, creo que siempre le gustaron los rincones porque también cuando estaba en la sala, se ponía en la esquina donde se encuentran 2 sillones. El rincón donde se quedaba le poniamos una cobijita o una esponja rectangular a manera de colchon. Tenía bastante
energía y era travieso, siempre le gustó hacerse pipí en las esquinas de los sillones, en las patas de la mesa y donde pudiese, aunque estaba aleccionado de hacer en el patio o en la cochera nunca dejaba ir la oportunidad de dejar huella dentro de la casa. Siempre tuvo mucha energía y se caracterizaba por saltar mucho, como chapulín y cuando lo sacaba a pasear siempre iba jaloneando como queriendo recorrer todas las calles habidas y por haber, había ocasiones que lo obligaba a subir escaleras y lo hacía o que saliamos a correr y también, cuando yo le decia "salimos?" él entendía y se ponía a dar vueltas como loco, de la emoción ni se dejaba poner una pechera pero siempre lo lograba y saliamos a dar la vuelta aunque no siempre pero me gustaba salir con él para que se despejara e hiciera ejercicio e igual yo. Fue un perro muy querido por todos los de la casa, aunque mi papá tratase de mostrar lo contrario y no le gustara la idea de tenerlo.

Pero tal como nos sucede a todos, Brandy se fue haciendo viejo, degradandose poco a poco, yo nunca pensé en que llegara el momento de despedirnos pero sabía que algún día tendría que pasar. En determinado momento Brandy empezó a tener problemas hepaticos y renales que lo hacian tener un hedor que pasó de ser ligeramente perceptible a totalmente desagradable. Estaba en el cuarto de mi mamá y como no tiene una fuente de al ventilación directa porque el cuarto esta pegado a la lavandería, el olor se volvía distinguible al instante y penetrante. Mi papá lo distinguía facilmente y de un tiempo a la fecha siempre estuvo molesto por tal situación, yo en ocasiones demostre mi molestía pero comprendía que era un animalito al que yo quería mucho y era razón suficiente para pasar por alto eso, mi mamá tenía que aguantar los reclamos de mi papá y pues como ya estaba familiarizada con el olor pues ni decía nada. Solia ser el tema del día con mi papá, él molesto por el olor, yo molesto por sus quejas diarias y mi mamá mortificada por las constantes quejas.

Desgraciadamente llegó el día que yo no quería que llegara, pero es algo inevitable y la razón no era el desagradable olor de Brandy, sino su condición física, me entristecía verlo ya solo postrado en su colchoncito, ya sin querer levantarse, ya cansado, ya viviendo a duras penas, recordando 15 años conmigo. Y fue el 26 de diciembre del año pasado en que tuve que tomar una decisión que me dolió pero que era necesaria por el bien de Brandy, no podía verlo en esa condición. No lo hice antes porque esperé a festejar con él sus 15 años de vida que fue el 25 de diciembre y que decidí tomarle una ultima foto. Tal pareciera que su regalo era dormirlo pero no era mi intención pero tampoco era justo que estuviera sufriendo. Lo llevé a un veterinario que vive a una calle de mi casa, ya había hablado anteriormente con él pidiendole que lo revisara pero Brandy ya no tenía remedio, quería descansar. Llegué con Brandy al veterinario y sin revisarlo notó que ya estaba mal y el procedimiento fue el mismo que con Flaco, el perro que vivía en casa de mi tía, le puso unas inyecciones y no tardó mas que unos minutos en dormir e irse. Es un momento muy difícil y triste, el ver a una mascota, que consideras un amigo, tener que marcharse para siempre. Tal pareciera que 15 años se convirtieron en 15 minutos, todo transcurre demasiado rápido y cuando menos te acuerdas tienes que despedirte de una forma no grata.

Me dió muchos momentos felices y uno que otro amargo pero ocupó parte de mi vida y su partida deja un vació pero le agradezco haberse quedado conmigo 15 años.

La peste se ha ido, y Brandy también. Lo extraño.

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